Empresa arroja 12 mil toneladas de naranjas en un bosque para un experimento

Descargar un camión lleno de fruta fresca en la naturaleza no parece ser la medida más respetuosa con el medio ambiente, pero dos genios ecologistas elaboraron una teoría que podría salvar el planeta. Sin embargo, justo antes de que se hicieran públicos los resultados del atrevido plan, una corporación codiciosa detuvo el experimento que cambió la vida. Aunque cuando todo parecía perdido, un estudiante se propuso terminar el trabajo de los científicos, si no era demasiado tarde.

Buscando la excelencia

Timothy Treuer era un estudiante de posgrado en la Universidad de Princeton que tenía los ojos puestos en la grandeza. Tenía como objetivo obtener un doctorado en Ecología y Biología Evolutiva, pero primero necesitaba un tema de investigación para avanzar en sus estudios. Durante el verano de 2013, desarrolló una fascinación por las naranjas y su poder de impacto en nuestro planeta.

Un experimento nuevo

Timothy se enteró de un experimento ambiental dirigido por un marido y mujer, Daniel Janzen y Winnie Hallwachs. No había mucha información sobre el tema, aparte de una interesante teoría sobre el compostaje de los desechos de las cáscaras y la pulpa de naranja. Ansioso por aprender más, se acercó al equipo de ecología, sin saber que estaba a punto de hacer historia.

Hablando con un genio

A principios de ese verano, Timothy se sentó con Daniel Janzen para discutir el controvertido experimento. Si bien la ciencia detrás de su idea era sólida, se encontraron con complicaciones imprevistas. Daniel contó la historia, comenzando con la idea revolucionaria de él y su esposa.

Empezando en Costa Rica

A finales de los 90, Daniel y Winnie eran investigadores y asesores técnicos del Área de Conservación Guanacaste en Costa Rica. Durante ese tiempo, observaron que partes del bosque protegido morían lentamente a pesar de la fuerte protección del Gobierno. Con sus preocupaciones, ambos expertos coincidieron en que era necesario hacer algo.